Esta vivienda sustituye a una antigua casa de pueblo de la que se ha aprovechado su material más noble: la piedra. Este material adquiere un papel protagonista tanto en su fachada como en su interior, donde se proyecta un muro central como apoyo de la escalera y eje vertebrador de la distribución. El solar, pasante a dos calles, se ha organizado siguiendo la tipología propia del pueblo castellano: la vivienda se sitúa en la fachada principal y la cochera en la “trasera”, generando entre ellas un patio interior con mucho encanto.